El reloj apunta las cinco de la madrugada mientras empiezo a escribir estas palabras,
Vivo el desaire de la madrugada que me atrapa y que me libera a la nada,
Si tan solo tuviera el báculo de la sorpresa, esta noche no seria mas desierta.
El reloj marca las cinco con tres,
y los versos que de mi emanan no dicen relación con frases copiadas, 
Sino son oraciones que resuenan en mi mente y las transmito como canciones,
Que de solo sentimientos ellas hablan.
El reloj suma mas tres a los anteriores tres que se incluyeron luego de las cinco,
no pretendo confundirlos,
Solo mencionar que en mas de seis minutos, la noche y el tiempo figuran como si me hablaran,
como si la compañía anhelada de la cual me hace falta, llega y de mi lado no se aparta para acompañarme en esta madrugada.
Escribo y no soy leído,
Soy odiado y frío,
El calor y la llama que mueve distancias Se mantiene encendida y en alerta máxima,
Tu silencio me cautiva a la esclavitud en la amarga desesperanza,
Necesito a mi amiga,
A mi confidente, 
a la que conocí en una noche de septiembre,
A la que por ella entregue mi corazón sin esperar nada a cambio,
A la que por ella derramo estas palabras traducidas a canto,
Traducidas a un te extraño.
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