Por David Saavedra C.
Cuando puse a la palestra el tema, fueron disminuyendo los seguidores en twitter lo que obviamente hace el efecto conocido de decadencia en popularidad. Pero justo ahora salen voces que apoyan a la ramificación del problema que me he planteado y he expuesto en las redes sociales, y ustedes ya se preguntarán ¿cual es el gran problema que este tipo tiene?, la respuesta a esa lógica interrogante tiene su base en el terremoto, especificamente a los efectos que produjo el célebre acontecimiento en los inmuebles de casi el 40% de nuestros compatriotas. Los que entran en esta cifra aproximada, no son a los que se le movio la casa, porque ahí el porcentaje claramente aumentaría al doble, ni mucho menos a los que se les raspó la pared con la caida del mueble del living o al que se le aplastó levemente el zinc con piedrecitas del tamaño de una polca, no me refiero exactamente a ellos con la cifra del 40% aprox., sino a los que salieron con una polera, en ropa interior (y otros desnudos) y un calcetin, arrancando de su casa por que venía una ola gigante o porque el cerro se estaba cayendo a pedasos encima de sus cabezas o porque... en fin, son inmumerables las causas por la cuales nuestros compatriotas se vieron forzados a ver como sus anhelos de la casa propia se iban con el agua o con el derrumbe del cerro o con el poder de la grieta que se dejó sentir en su metro cuadrado a 30 años plazo. Ellos son el 40% aproximado que hoy se ve envuelto en una situación de desamparo, incertidumbre y traumas dignos de un betsellers.
Cuando puse a la palestra el tema, fueron disminuyendo los seguidores en twitter lo que obviamente hace el efecto conocido de decadencia en popularidad. Pero justo ahora salen voces que apoyan a la ramificación del problema que me he planteado y he expuesto en las redes sociales, y ustedes ya se preguntarán ¿cual es el gran problema que este tipo tiene?, la respuesta a esa lógica interrogante tiene su base en el terremoto, especificamente a los efectos que produjo el célebre acontecimiento en los inmuebles de casi el 40% de nuestros compatriotas. Los que entran en esta cifra aproximada, no son a los que se le movio la casa, porque ahí el porcentaje claramente aumentaría al doble, ni mucho menos a los que se les raspó la pared con la caida del mueble del living o al que se le aplastó levemente el zinc con piedrecitas del tamaño de una polca, no me refiero exactamente a ellos con la cifra del 40% aprox., sino a los que salieron con una polera, en ropa interior (y otros desnudos) y un calcetin, arrancando de su casa por que venía una ola gigante o porque el cerro se estaba cayendo a pedasos encima de sus cabezas o porque... en fin, son inmumerables las causas por la cuales nuestros compatriotas se vieron forzados a ver como sus anhelos de la casa propia se iban con el agua o con el derrumbe del cerro o con el poder de la grieta que se dejó sentir en su metro cuadrado a 30 años plazo. Ellos son el 40% aproximado que hoy se ve envuelto en una situación de desamparo, incertidumbre y traumas dignos de un betsellers.
Hasta aquí, no hay tema de conflicto sino una narración de lo ocurrido un histórico 27 de febrero del presente año 2010, que en el cual los cimientos de una vida organizada y plena se vieron perturbados por estos tres minutos de vacío hipnótico de nunca acabar. Es así, que con las esencias del desamparo y angustias de un futuro incierto, se asoman las célebres MEDIAGUAS. Esta verdadera institución, desarrollada como un proyecto de erradicación de campamentos en nuestro país ahí por los años 97' por el jesuita Felipe Berríos, que luego pasa a constituirse en bases sólidas como una ONG denominada "Un techo para Chile" trabaja mano a mano con voluntarios para armar nuevas esperanzas, y así aclarar el sombrío panorama para construir nuevos estilos de vidas. Hasta aquí, no hay drama alguno, al contrario, desde los crudos años 97' se levantaba una fuerza que remecía las vidas de personas que se encontraban en situaciones de vulnerabilidad social y que aparte no tenían un techo al cual la gente le llamaba "casa". Esas mediaguas de emergencia se partieron construyendo en los años 97', y aquí viene la problemática, no han variado en lo absoluto su construcción, siguen siendo cinco planchas de madera prefabricadas de no más de 3 milímetros de grosor y un techo con seis planchas de zinc, pero lo particular y novedoso de este millonario negocio de las mediaguas (viviendas de emergencia) es que su precio ha variado positivamente, su novedosa evolución en su personalidad jurídica (EGIS, Entidad de Gestión Inmobiliaria Social y PSAT, prestadores de Asistencia Técnica) le da mayor rentabilidad, más los aportes de privados (donaciones en cadenas de retail, donaciones de empresas, donaciones de ongs internacionales, etc), utilidades por publicidades, el ahorro que se produce en el armado de los paneles que despúes se convierte en casa efectuado por los voluntarios, etc... es una empresa que ve en lo social su negocio.
Ahora bien, el tema de las mediaguas o viviendas sociales adoptadas como estandarte para esta catástrofe es sin lugar a dudas una "opción viable" como una medida "provisoria", pero, cuando la autoridad dice provisorio, se refiere a ¿corto plazo? es decir, 1 año; o más bien será ¿mediano plazo? es decir, 2 a 3 años; o lo provisorio será largo plazo, lo cual conlleva a un periodo de tiempo de 5 años como mínimo. Entonces la problemática generalizada de este tema es: ¿Será posible aguantar, en el mejor de los casos, un invierno en las zonas costeras afectadas con planchas de madera de 3 milimetros sin una aislación térmica y con un techo de seis planchas de zinc sin un tratamiento propio de una casa digna?; o ¿resistiran las cuatro "planchas de madera" los vientos y tormentas propios de esas zonas?; es cierto, es mucho mejor tener un techo de seis planchitas de zinc para esas familias que lo perdieron todo antes que vivir en carpas y en la calle en esas condiciones invernales, pero ¿usted cree querido lector que lo provisorio es un año?, y ahora su impresión sería al leer esa interrogante, ¡pero no viven en la calle y van a pasar menos frio en las mediaguas que a la interperie!, y mi respuesta a eso sería una aprobación total, pero hay que tener en cuenta también en que Estado está al servicio de la "persona humana" y lo humano requiere de condiciones optimas y apropiadas para sobrevivir y usted cree que con el valor comercial que posee la mediagua que es construida por "Un techo para Chile" es justo, no nos olvidemos que actualmente el valor base de la mediagua que el Estado de Chile le va a pagar a esta institución es de $250.000 pesos por mediagua (siendo austero en el valor) la pregunta salta a la vista, ¿Como no va alcanzar para forrarla siquiera con fieltro?, siendo que "todas" las ganancias de la Teletón (los ciudadanos dieron el aporte para construir 23.000 viviendas de emergencia con los 15 mil millones que se iban a recolectar) y más las lucas que pone el Estado, ¿como no va alcanzar para poner un insignificante aislante térmico en estas célebres "VIVIENDAS DE EMERGENCIA"?.
En sí, creo que se ha publicitado en demacía la teoría de la "cantidad antes de la calidad", siendo que antes de las 3:34 am del 27 de febrero estábamos caminando en la senda de los GRANDES Y PODEROSOS de la región, pero en estas pequeñas cosas, en la grandesa de un renovado negocio social y un insignificante fieltro térmico deja dilucidar que el paquete promocional de las "VIVIENDAS DE EMERGENCIA" tiene que ser reformado, así como lo fueron sus precios y modalidades de escalamiento en la pirámide del negocio que ha esperimentado desde su constitución la ONG "Un Techo para Chile".

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